domingo, 15 de agosto de 2010

El tiempo corre culturalmente




Hablar de cultura no es cultural, pero quizás sí lo sea tener alguna postura al respecto. La industria cultural de Max Horkheimer y Theodor Adorno es un material muy valioso. Este análisis, que haré bajo un punto de vista seguramente temporal, será en base a éste texto.
Si me ubico cómodo sin tener que lidiar con todo este desorden de ideas, con una simple opinión, diría que la industria cultural trabaja por poder y control, estratégicamente y de una forma excepcional, que igual podemos ser libres.
Esta industria genera productos que no son poca cosa, tienen la característica de venderse sin que haya demanda alguna, el consumidor no lo puede evitar, se manejan conocimientos científicos para su creación y su código de barras lo conocen unos pocos.
En los tiempos de hoy, y en la mayoría de las sociedades del mundo, existen prohibiciones dentro de las distintas formas culturales que marcan un camino de comportamiento. Estas prohibiciones condicionan el lenguaje social, lo reforman, lo manipulan y son producto de la industria cultural.
En el texto de Horkheimer se defiende esta idea: todo lo que aparece en el ámbito cultural es sometido a un sello, como si fuese el lenguaje que ah vencido hace tiempo al silencio. Esa parla de nunca acabar, distinguida. Y Otra: se crea un estereotipo en el que los historiadores de arte y los abogados de la cultura, sostienen críticas siempre infundadas, de acuerdo con la extinción de energía estilística en Occidente. El estilo, que originalidad más glamorosa.
Habrá que seguir un estilo por “naturaleza”, ese es el ideal de la industria cultural, que se afirma imperiosamente con diversas técnicas perfeccionadas, disminuyendo la tensión entre imagen y vida cotidiana. Esa tensión es el objetivo, reduciéndola se descarga el potencial cultural de las personas haciendo que estas escojan, bajo una espiritualidad reservada la imitación de otras formas, ir en busca de lo que ya está: la mediocridad.
Me gustaría hacer una reflexión más detallada y extensa, pero esta será la conclusión de mi análisis, defendiendo la idea de que es imposible dejar de aprender, hay infinitos conocimientos pero la cuestión será saber elegir, buscando lo más que se pueda distintas variantes, quizás usando el instinto o quizás dibujando algo todos los días, pero lo seguro es que todas estas cuestiones culturales nos atraviesan diariamente y hay que aprender a convivir con ellas.

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